Desde las primeras cámaras VGA hasta los actuales modelos de smartphones que ya montan cámaras de 20 MP ha pasado mucho tiempo. La evolución de las cámaras en los teléfonos móviles ha vivido una época dorada en los últimos años, y ahora empieza a poner en peligro el mercado de las cámaras digitales, algo que hace solo un año parecía imposible.
Pocos esperaban que hoy en día fabricantes tan grandes como Nikon y Canon hablasen públicamente del problema que está suponiendo para ellos el mercado de los smartphones para sus ventas de cámaras digitales. Y no solo hablamos de cámaras compactas, si no que las de lentes intercambiables, que hasta ahora solo había crecido en ventas, también está empezando a caer.
Dentro de las cámaras de lentes intercambiables encontramos los modelos sin espejo (EVIL), algo más accesibles y de menor tamaño, cuya amenaza por parte de los smartphones era más lógica, y las DSLR (o réflex digitales). Y es que no solo las compactas y las EVIL están perdiendo ventas, las DSLR de gama de entrada también, y es debido al tipo de consumo y creación fotográfico que busca hoy en día el usuario.
Según indica el WSJ, las expectativas de caída que predice IDC para este año es del 9.1% para las cámaras digitales de lentes intercambiables, pasando de 19.1 millones a 17.4 millones. La compañía de lentes Tamron ha vendido un 22% menos de lentes para cámaras digitales en los primeros 9 meses de 2013 con respecto a los mismos meses de 2012. Canon tenía previsto vender 9 millones de cámaras de lentes intercambiables y en Julio tuvo que rectificar y modificar sus previsiones a 8 millones debido a cómo pintaban las cosas. Y la historia sigue así.
La parte técnica
Cuando pensamos en una cámara digital tenemos que pensar en sus tres componentes principales para entender cómo cambian de unos modelos a otros y las diferencias que encontramos entre una cámara digital, una DSLR y un smartphone, que lógicamente son muchas.
Las tres partes principales de una cámara digital son el sensor, el procesador y electrónica (para simplificar a partir de ahora diremos solo procesador) y la lente. Simplificando mucho el proceso, la lente capta y enfoca la luz sobre el sensor, que digitaliza la información convirtiendo los fotones en electrones, los cuales son tratados por el procesador, convertidos y comprimidos en JPEG (u otro formato) y almacenados en la memoria de la cámara o tarjeta. Cada uno de estos procesos es de igual importancia, y debido a que se trata de un sistema que funciona en armonía, este será tan malo como el peor de sus componentes. Esto quiere decir que por bueno que sea un sensor y procesador, si la lente es mala, el sistema o cámara será malo.
Cada uno de estos tres componentes ha ido mejorando en el terreno del smartphone con el paso del tiempo hasta alcanzar los niveles actuales, muy superiores a lo que teníamos hace dos o tres años. Gracias a la técnica y la mejora en los materiales ha sido posible reducir el tamaño de componentes de calidad para hacer que quepan en un dispositivo móvil, que es en gran parte la clave del asunto.
El sensor tiene un límite de tamaño debido a las características del cuerpo de un smartphone, un problema parecido al de las cámaras compactas y del que sacan provecho las cámaras de objetivos intercambiables al ser más grandes. Sin embargo, con el aumento del tamaño de los cuerpos de smartphones hemos visto que ahora podemos incluso llegar a tener sensores de 20.7 MP como el del Sony Xperia Z1. Esto crea un nuevo problema, y es que cuanto más megapíxeles tiene un sensor, más fotosensores necesitamos, y cuanto más fotosensores hay por unidad de superficie mayores son los problemas con el ruido digital y peor el comportamiento en situaciones de poca luz. Por lo tanto es crucial encontrar un equilibrio aquí y no pasarse con la resolución de un sensor.
La parte del procesador no es tan complicada, pero puede llegar a ser un problema para la batería del móvil, entre otras cosas. Además, una compañía de smartphones tiene más dificultades para dedicar un departamento a mejorar y optimizar los mecanismos y algoritmos de codificación y compresión de imágenes que una compañía dedicada a la fotografía como Canon o Nikon, y esto se nota mucho.
Por último tenemos las lentes, todavía muy superiores y donde mayor desventaja tienen los smartphones frente a las cámaras digitales. Incluso en las compactas más sencillas las lentes son mucho mayores y sofisticadas que las que usa un smartphone, captando más luz y poniendo las cosas mucho más fáciles al sensor y procesador. Este campo es el que más complicado tiene por recorrer el sector del smartphone, y es que al fin y al cabo se trata puramente de una cuestión de espacio, y también económica.
Las cámaras digitales siguen estando claramente por delante en cuanto a características técnicas, y posiblemente siempre lo estén. El espacio de ventaja entre cámaras compactas digitales y smartyphones es cada vez menor, pero si comparamos con las cámaras de lentes intercambiables no hay nada que hacer. Pero claro, no todo es técnica, y hay una componente de marketing y de necesidades del usuario muy importante.
El usuario y la búsqueda de la sencillez
La creencia de que comprando una Canon 5D Mark III (que supera solo el cuerpo los 2500€ de precio) nos iba a ayudar automáticamente a hacer mejores fotos que una compacta de 200€ es algo que se ha ido extendiendo cada vez más con el tiempo.
La tendencia de los últimos años por parte del usuario ha sido la de comprar cámaras réflex digitales para mejorar sus fotografías y obtener mejores resultados. En algunos casos esto ha resultado en un mayor interés en la fotografía, estudio de esta y al final una obtención de buenas instantánteas, pero en muchos otros es normal encontrarse la misma calidad fotográfica en una compacta de 200€ que en una réflex de 700€.
Que haya coincidido el pico de este hecho con la mejora de las cámaras en los smartphones es posiblemente lo que más ha ayudado a que ahora nos encontremos ante una caída no solo de ventas en compactas, si no también en DSLR. Es decir, un gran porcentaje de usuarios se ha dado cuenta de que no es necesario algo tan potente como una réflex, aunque sea de gama de entrada, pero al buscar una alternativa también ha visto que ahora con un smartphone puede obtener cosas muy similares a los resultados de compacta.
Son muchos factores los que influyen en la caída de ventas de cámaras digitales en favor de smartphones, pero las fuertes campañas de marketing que muchas compañías de teléfonos móviles están haciendo enfocadas solo a la parte de fotografía digital están ayudando mucho.
Al final el grueso de usuarios buscan no cargar con varios dispositivos, y la posibilidad de tener en un mismo terminal el smartphone y la cámara digital es una gran ventaja. Incluso muchos fotógrafos profesionales ya afirman que en su día a día, donde antes cargaban con un equipo de varios kilos, ahora solo necesitan un smartphone de menos de 200 gramos.
Está claro que el smartphone nunca va a sustituir la calidad de la fotografía digital o la profesional, pero han hecho enormes avances y han ofrecido a un enorme número de usuarios la posibilidad de una sencillez que antes no imaginaban. Las cosas han cambiado, y la tendencia indica que lo seguirán haciendo en la dirección que llevan.
El artículo Los Smartphones como sustituto de las cámaras digitales se publicó en El Androide Libre (El Blog Android de referencia. Aplicaciones, noticias, Juegos y smartphones Android Libres)
via El Androide Libre http://feedproxy.google.com/~r/elandroidelibre/~3/ON1Q2oeQkBM/story01.htm
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